Nosotros

Enclavado en la belleza agreste del Parque Nacional de Els Ports en Cataluña, nuestro olivar es un testimonio tanto de la resistencia de la naturaleza como de la artesanía humana. Tallados en la ladera de la montaña, árboles antiguos con troncos nudosos y hojas de color verde plateado prosperan en terrazas de piedra construidas a mano: estructuras que capturan el agua de lluvia, regulan la temperatura y crean el microclima perfecto para aceitunas excepcionales. Estas terrazas, meticulosamente apiladas desde hace generaciones, absorben el calor del sol durante el día y lo liberan por la noche, nutriendo a los árboles en una combinación perfecta de tradición e innovación.

La temporada de cosecha es un ritual ancestral, con la ayuda de manos expertas de la comunidad local, todos recolectamos cuidadosamente cada aceituna directamente de la rama, tal como lo hacían nuestros antepasados. Este proceso que requiere mucha mano de obra garantiza que solo las mejores aceitunas Farga, Sevillenca y Morruda lleguen a nuestro aceite. Al respetar la tierra y los árboles, limitamos intencionalmente nuestra producción, porque la verdadera calidad nunca debe apresurarse. Más que un olivar, este es un legado de armonía sostenible entre las personas y la naturaleza, embotellado para aquellos que aprecian lo extraordinario.